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El Camino Primitivo, por dentro

El poder de la gratitud.

Me encanta cuando me pregunto durante un tiempo qué se sentiría tal cosa y luego ya no lo tengo que imaginar porque lo hice. Así siento al estar conociendo este mundo desde adentro. Lo siento no solo por haber caminado una etapa, también por estar conviviendo con peregrinos en un destino que es parte del Camino de Santiago, recibirlos en una de las etapas, escuchar sus historias: qué los motiva a hacerlo, qué número de vez van haciéndolo, desde donde empezaron, qué les ha costado más, etc.

Al descubrir el interior de este mundo que hace mucho tiempo me causaba curiosidad, no solo respeto mucho más al cuerpo humano por acompañar y responder ante nuestros planes, sino también a la mente: sin ella de nuestro lado esto no es posible. Tal vez justo llevé a mi mente a esto para demostrarle que a veces entregarse está bueno. A veces bajar la guardia está bueno. Sentirse vulnerable también. Entender que somos un pedacito minúsculo de todo esto. Cuando empecé la caminata pensé: estos momentos de llevarte al extremo opuesto a la zona de confort funcionan como una radiografía: te cuentan cómo está tu mundo interior, cómo está tu paciencia, tus emociones, tu tolerancia, tu exigencia, tu amabilidad con vos misma, tu resistencia. El resultado fue alentador: sigo siendo mi mejor versión cuando estoy en el verde, en silencio, o con conversaciones cortitas y bajitas, despacio, con conexión, moviendo el cuerpo y callando a la mente, conectando profundo o sacando del camino lo que sea que impida esa conexión. Pero sobre todo: callando a la mente. Mi mente a veces es aliada y a veces enemiga, sigo en proceso de adiestrarla pero ella sigue siendo el riesgo más grande también en estas situaciones en medio de la nada.

Antes de empezar la historia y mi experiencia general de este viaje, del voluntariado que viene con el y el verano en un pueblo de Asturias, daré un contexto: respecto al Camino de Santiago: hay distintos caminos:

Camino Francés: Aproximadamente 780 km. Es la ruta más popular y transitada. Comienza en Saint-Jean-Pied-de-Port en Francia y atraviesa el norte de España hasta llegar a Santiago de Compostela.

Camino Primitivo: Aproximadamente 321 km. Es la ruta más antigua, iniciada por el rey Alfonso II en el siglo IX. Comienza en Oviedo y atraviesa las montañas de Asturias y Galicia.

Camino Portugués: Aproximadamente 610 km desde Lisboa y 260 km desde Oporto. Esta ruta parte de Lisboa u Oporto en Portugal y recorre el interior de Portugal antes de cruzar a Galicia, España.

Camino del Norte: Aproximadamente 825 km. Esta ruta costera comienza en Irún, cerca de la frontera con Francia, y sigue la costa norte de España antes de dirigirse hacia el interior hasta Santiago de Compostela.

Camino Inglés: Aproximadamente 119 km desde Ferrol y 74 km desde A Coruña. Utilizado históricamente por peregrinos británicos e irlandeses que llegaban por mar. Parte de las ciudades costeras de Ferrol o A Coruña en Galicia.


Cada peregrino elige qué camino hacer (por sus paisajes, por la historia, por conexión o por cantidad de días que tengas). Con hacer 100 km te dan la Compostela: es un certificado otorgado a los peregrinos que completan al menos los últimos 100 kilómetros a pie (o 200 kilómetros en bicicleta del Camino de Santiago). Este documento, emitido por la Oficina del Peregrino en Santiago de Compostela, acredita que has realizado la peregrinación por motivos espirituales, religiosos o de búsqueda personal.

Para obtener la Compostela, es necesario presentar la credencial del peregrino, un pasaporte especial donde se recogen los sellos de los lugares que visitas a lo largo del Camino. Estos sellos, que puedes obtener en albergues, iglesias, bares y otros puntos de interés, prueban que has recorrido la ruta y te permiten recibir la Compostela al llegar a Santiago.

Vas haciendo el camino por etapas: Cada una tiene alrededor de 20/25 KM y por día se camina una etapa, generalmente (aunque conocí unos locos que habían hecho dos etapas en un día: 45/60 KM).

Yo no tenía días de vacaciones entonces sólo podía hacerlo en fin de semana, pero no me alcanzaba con eso para quedar satisfecha con la experiencia “del camino” que necesitaba. Necesitaba más. De ahí surgió la idea de quedarme (literalmente) en el camino, sacando un poco de provecho al trabajo remoto, a la temporada baja en Los Cabos y a la excusa perfecta para pasar el verano en España, aislada, exiliada (JA!). Mi elección fue Salas porque ahí un albergue buscaba una persona voluntaria que se quede con ellos un mes y les desarrolle a cambio la estrategia de social media y se encargue de la recepción de peregrinos unas horas por día (casualidad?!?!?! NO).

Empecé a hablar con Nicolaas (con dos A), un holandés, dueño del lugar hace 7 años, y en unos días tenía todo cerrado: Salas, Norte de Asturias, parte del camino De Santiago, pueblo principalmente de peregrinos, 4 mil habitantes, puro campo, verde, vacas, burros, caballos. Trabajaría para el lugar 5 horas por día, 5 días a la semana y podía luego enfocar en mi trabajo, en conocer el pueblo, tener fines de semana igual que mi rutina diaria en Cabos pero acá. Un dato no menor es que en este albergue de peregrinos, solo se aceptan peregrinos (no turistas), eso me gustó 100%. Convivir solo con gente que esté haciendo el camino fue un gran impulsor.

Caminé una etapa (y algo más porque decidimos hacer turismo antes de salir al camino, why not) con Alexandru mi amor que me acompañó a la aventura. Empezamos en Oviedo, desde donde empieza oficialmente el Camino Primitivo. El objetivo era llegar a Salas (segunda etapa del Camino Primitivo) y antes aprovechamos dos días juntos conociendo Oviedo y la comida y cultura asturiana que nos encantó.

Caminamos 35 KM ese día. Aquí re confirmé una idea que me daba vueltas hace un tiempo también: happiness is (not only real but) better when shared. Vengo de una familia numerosa, no existo si no es en comunidad. Compartir esta experiencia no solo te une, te sella, te hace entenderte también sin tener que hablar. Hay cosas que simplemente no pueden explicarse en palabras pero experimentarlo juntos ayuda. Por supuesto admiro a la gente que lo hace sol@ y si Alexandru no hubiese venido yo planeaba hacerlo sola, pero definitivamente compartido fue mejor: más leve lo duro y más lindo lo lindo. Apreciar juntos una vaca puede ser mágico en medio de la nada. Sentir el cansancio juntos se aliviana. 10/10 para mi partner. Si lo hacen en compañía sepan que 1) no hay vuelta atrás al vínculo que se genera después de una experiencia así 2) háganlo con alguien con quien tengan un vínculo a prueba de balas, todas las emociones afloran en estos extremos (lol).

Salas me recibió con un diluvio del que no veía hace años, y para hacerlo más deep fue en mi primer día ‘sola’ cuando Alex se marchó y me quedaba conociendo y conviviendo con mis nuevos compañeros, nuevo jefe, que al mismo tiempo eran nuevos roomies, en mi nueva casa y nuevo trabajo de medio tiempo, también oficina del trabajo remoto que continuaba de Cabo, en esta nueva vida que decidí tener por un mes.

Me costaría decir que en algún momento NO imaginé esto tal-cual-está-siendo porque mentiría. Cada cosa que planeé e imaginé para esta experiencia no sólo sucede, lo excede.

Yo se que viajar te sensibiliza porque te conecta con vos mismo, bien adentro. Pero esta vez esta conexión está tan crazy que siento una paz indescriptible. Más lejos, con menos “gente conocida”, ni en mi cultura, y más en mi. Todavía no sé bien cómo explicarlo asique me decido a vivirlo. Y a compartir el journey por dos motivos: 1) se que esto será un nuevo life changer 2) porque hace MUCHOS AÑOS era un pendiente y quiero registrarlo y adorarlo







*Más de detalles sobre El Camino de Santiago: El Camino de Santiago es una red de rutas de peregrinación que convergen en la ciudad de Santiago de Compostela, en Galicia, España. Estas rutas han sido recorridas por peregrinos desde la Edad Media, atraídos por la tumba del apóstol Santiago el Mayor, uno de los doce discípulos de Jesús.

¿Quién fue Santiago? Santiago el Mayor fue uno de los apóstoles más cercanos a Jesús y es considerado el primer mártir entre los apóstoles. Según la tradición, sus restos fueron trasladados a Galicia, donde se descubrieron en el siglo IX. Este hallazgo convirtió a Santiago de Compostela en uno de los principales destinos de peregrinación cristiana.

El Camino de Santiago no solo es una ruta espiritual, sino también una experiencia de crecimiento personal, cultural y de conexión con otros peregrinos de todo el mundo.

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Los Cabos

Puede un destino reconectarte con vos? Si

Este lugar me enseñó a entender que a veces hay que ir despacito. A mi, que ni siquiera duermo por el entusiasmo, el apuro y la ansia de vivir el día siguiente. Que si por mi fuera no se duerme más de dos o tres horas por noche, porque hay mucho que hacer, mucho que ver, mucho que correr, saltar, descubrir. Pero todo llega: cuando tiene que llegar. Eso siempre se entiende cuando se mira atrás. Hoy miro atrás y veo como están de unidas todas las piezas. Cuánto agradezco a cada uno de mis trabajos y de mis personas desde que llegué a México y a Los Cabos: cada uno sembró una pieza que habilitó a la otra pieza y me convirtió en quien soy. Cabo no fue más que un siguiente escalón en algo que venía buscando: conectar conmigo y serme fiel.

Aprendí que no hay una respuesta que buscar: mi lugar correcto soy yo en donde sea, pero conmigo. Parece obvio lo de “conmigo” pero realmente he experimentado interminables formas de NO estarlo. Es un desafío mantenerme dentro, siempre fui muy people pleaser y quienes tengan el mismo tema entenderán: para el people pleaser siempre primero está el otro, el afuera y sus demandas y sus necesidades, y vos y las tuyas van quedando un poquito atrás (tengo un millón de ejemplos para esto). No es consciente, es más fuerte que uno y viene de muchos lados la explicación de como llegaste a ser people pleaser, como de haberte tenido que “ganar” amor, atención o un lugar a cambio de decir si a todo o ser complaciente.

No se si Cabo fue solo el entorno, o fue el maestro. Ha sido también una montaña rusa muchas veces, de la que no sales igual que como entraste. Y aún así, en el arrastre de las olas (literal y metafórico) yo cada vez sonreía más grande. Y absolutamente nada tenía que ver el entorno / situación que esté viviendo. De hecho el entorno fue desafiante y duro muchas veces. Había algo dentro que iba sintiendo paz, y no era porque viva en un estado de paz, era porque le (me) estaba dando lugar.

Tampoco se si fue Cabo o fui yo y mi versión que llegó a este destino. Creo que es una combinación de los dos.

Siempre digo que a eso vine a Cabo: a escucharme, a integrar el agua (el agua que en astrología representa las emociones y que tengo CERO 00000 en mi carta natal). Y estoy segura de que se cumplió.

Por eso creo que como primera entrada del blog, el contexto de la enseñanza de Cabo es clave: llegué por un nuevo trabajo después de 2 años y pico viviendo en México City: dos años de una montaña rusa típica de mudada de país pero con un agregado no menor: la pandemia, no regresar a casa de visita por dos años y medio, sintiendo que tenía que - como sea - continuar con la vida en otro país en un entorno donde nadie tenía ninguna respuesta, donde nadie estaba realmente en su centro (y con razón, era un pánico mundial). No habían certezas, respuestas, explicaciones ni esperanzas. Y yo en otro país, mi familia lejos, no habían vuelos, trabajando en hospitalidad, una de las tantas industrias golpeadas. Creo que si conecto con ese momento todavía siento un poco en el cuerpo el miedo profundo y desesperante.

Entonces al llegar a Cabo y tener “una oportunidad nueva en México, a ver si con mejor suerte esta vez”, todo lo que necesitaba en ese momento era mantener la cabeza ocupada y recuperar las esperanzas, en mi trabajo, en México, en la vida; y así lo hice: el trabajo me consumía el día casi entero (y en ese momento eso me venía BIEN ).

Digo siempre que muchas veces mi trabajo me salvó la vida. Es real. Tenía el corazón roto, la autoestima por el piso y una relación conmigo misma totalmente desconectada y disociada. Me culpaba por cada decisión tomada en los últimos dos años. Me costó muchísimo perdonarme algunas decisiones de esa época. Me exigía, me criticaba, me apuraba, me empujaba, pero en el mal sentido. No entendía por qué la vida era tan injusta.

Llegar a Cabo sola, con mi trabajo de bastón, de guía, de motivador fue el primer paso. Acababa el trabajo y solo me quedaba conmigo. Ahí empezó el inner trip más profundo. Fue muy fuerte. Antes de llegar estaba en el polo opuesto: lejos de mí. No quería ver qué había dentro.

Venía viajando y mudándome de lugar desde antes pero el viaje solo era por fuera, en el entusiasmo y la emoción no había tiempo de, en paralelo, viajar hacia adentro. En Cabo, lejos de todo y sola de nuevo pero conmigo me propuse empezar a ser mi aliada y dejar de ser mi jueza, policía y enemiga. Antes, solamente era mi aliada cuando las cosas iban bien. Me presumía, me adulaba y me amaba. Pero cuando la cosa se ponía difícil me costaba quedarme en mí. Huía. Corría. Tapaba.

Por eso siempre voy a amar Cabo. No fue fácil, ni en el afuera ni mucho menos en el adentro, pero acá estamos y en parte, es gracias a este lugar.

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